Y algún día espero que dejes de ser la razón de mis letras, mi incesante habito stalker, la que me pone contra las cuerdas, quien le da inseguridades a este hombre de por sí inseguro. Escribir no me ha liberado de ti, me ha vuelto esclavo de tu recuerdo, de mi idea de ti. Al parecer podemos engañar a todos excepto a nosotros mismos. A lo mejor conspiro contra mí mismo para hacerme creer que te he dejado de sentir. Pensaba que eras una historia pero terminaste siendo un libro completo. Quería creer que los sentimientos se pueden guardar en un cofre para ser sacados a la luz ya muertos. Pensaba que tú, como todo en mi vida, tendría fecha de caducidad. Confiaba en que por una vez en la vida podía poner a los demás por encima de mí, que las personas merecen oportunidades, que yo me merecía una oportunidad, que estaba cambiando. Pero sencillamente un clavo no saca otro clavo, lo entierra más. Porque quiero engañarlos a todos pero solo termino sofocándome a mí mismo. Ya que pensé que te tenía escrita pero te tengo tatuada.
Me quise beber tu recuerdo, fue una vez y solo una vez, que te dije la verdad hinchado en alcohol y perdido en la noche. Por tanto ahogue mi existencia a punta de cigarros sin sentido. A lo mejor no se trataba de que no buscara amor, simplemente no podía soportarlo. Así que siempre te hable en mi lenguaje, siendo mi propio freno y acelerador a la vez, esperando que unieras los puntos, que tuvieras la capacidad de acción que yo jamás tuve. Te delegué oportunidades que jamás cree, te di tareas que no podías cumplir. Fue mi incesante narcisismo y revanchismo el que me quito lo que tanto me he reprochado. Eres y has sido lo que no me ha permitido avanzar. Te constituyes como mi pasado continuo, ese fantasma con el que decidí convivir y al que alimento.
(...)
Autor: Niloca
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